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Después del trabajo: desconéctese y vea los beneficios

Como seres bio-psico-sociales, no podemos ser 24/7, porque estaríamos arremetiendo contra nuestra salud física y mental.

Podemos pensar que desconectarse equivale a apagar la máquina hasta el siguiente día. Pero nosotros somos quienes más necesitamos la desconexión. Los equipos estarán bien, han sido fabricados para funcionar ininterrumpidamente sin resentirse. En cambio, nuestros cuerpos y cerebros no.

Según la Ley de Apoyo Humanitario de nuestro país, el teletrabajador tiene derecho a doce horas de desconexión continuas. Sin embargo, según una encuesta de hábitos en internet, las personas apenas hacen correcto uso de una de esas horas, además de las destinadas para el sueño.

El teletrabajo y la conectividad tienen aspectos muy positivos, pero el ser humano es bio-psico-social y no puede ser 24/7, o estaría “arremetiendo contra su salud física y mental; es imprescindible un balance”, dice la psicóloga Silvia Cordero Encalada.

La persona que se enferma por distrés (estrés negativo) laboral, disminuye su productividad y calidad de trabajo. Evite llegar a ese punto. “Con problemas de salud es muy complejo trabajar”.

  • Establezca prioridades, sepa qué atender primero en caso de que dos situaciones surjan al mismo tiempo.
  • Sea flexible, esto no es una debilidad. “Las prioridades entre aspectos laborales y personales deben ser manejadas desde la flexibilidad, entendiendo que nadie está exento de una emergencia”.
  • Organícese en el trabajo y en la casa. “Evite así que converjan situaciones personales y laborales; procure no acumular actividades”.

Empiece por el lugar designado para el teletrabajo. Genere un horario y sea autodisciplinado. Haga un listado de actividades. Clasifique lo prioritario y lo urgente. Establezca metas diarias. Mantenga el orden y la limpieza en el puesto donde trabaja, tal como lo haría en la oficina.

Póngales un ‘hasta aquí’ a los electrónicos

“Desde el punto de vista técnico, las computadoras están diseñadas para pasar largas jornadas encendidas, días enteros, sin que esto les cause mayores problemas”, explica el experto en informática Rafael Bonilla Armijos. Lo mismo se aplica a dispositivos como celulares o tabletas. “Sin embargo, recomiendo reiniciarlos una vez por semana”.

Mientras más tiempo pase prendido y conectado un dispositivo a internet, mayor será la exposición, “pero recordemos que su computadora en casa no está directamente expuesta al internet. Su rúter y los equipos de su proveedor de internet están de por medio”, detalla Bonilla. “Si mis equipos de red caseros están bien configurados, mis dispositivos estarán protegidos aunque pasen prendidos”.

En otras palabras: preocúpese menos por los equipos y más por usted. Que los electrónicos puedan ir prácticamente a todas partes con nosotros no significa que debamos llevarlos. Nos cuesta admitir nuestros límites, comenta Bonilla, investigador y docente universitario que reconoce que tampoco le es fácil hablar de desconexión.

“Algo que me funciona es poner horarios o tipos de actividades o lugares de la casa donde no se permiten dispositivos. A la hora de comer o cuando se visita a los abuelos”. Tenga reglas claras de dónde, cuándo y para qué usar dispositivos conectados.

Desconéctese de verdad por más de una hora

El pasado 20 de enero, la empresa de seguridad en línea NordVPN publicó su resumen de 2020 y lanzó algunos datos que recolectó durante su investigación de los nuevos hábitos digitales: estamos tan preocupados por la ciberseguridad porque pasamos conectados más tiempo que nunca.

  • Trabajamos 2,5 horas diarias más que en 2019.
  • El 62% de los empleados usó sus equipos personales para el trabajo remoto en 2020.
  • Los estadounidenses pasaron 95% de sus horas en vela de los meses pandémicos junto a un dispositivo: quince horas (los alemanes alcanzaron el 81%). Cuando la gente termina de trabajar y “apaga” la computadora, en realidad solo está cambiando de pantalla. Si se asume que la persona duerme ocho horas, eso significa que queda una hora de desconexión real. ¿Al bañarse, vestirse, cocinar o comer?
  • El usuario promedio de internet ahora tiene 100 contraseñas, 25% más que los números prepandémicos (¿cuántas contraseñas tiene usted?).

Según la ciencia, toma más de dos meses formar un nuevo hábito. Ya que hemos estado viviendo en la nueva realidad pandémica por casi un año, estos hábitos se han consolidado y van a quedarse por un buen tiempo. Será mejor que pensemos bien en lo que hacemos en esa hora dorada, antes de que la conectividad encuentre la forma de invadirla.

Maneje la ansiedad

Ni siquiera en los momentos de descanso logramos desconectarnos del todo. Muchas veces las preocupaciones laborales inhiben el sueño y eso es estresante y poco saludable. Algunos consejos de cómo salir de esta espiral negativa, por Utz Niklas Walter, del Instituto para la Asesoría de Salud Empresarial (IFBG) en Alemania:

  • Trace un horario justo y productivo. La franja horaria debe ceñirse a las necesidades y al biorritmo del trabajador y a los requisitos del empleador.
  • Durante la pausa del almuerzo y también al final de la jornada laboral, Walter aconseja usar el modo avión. “Los mensajes privados también pueden llevar a una sobrecarga”, advierte.
  • Busque con quién hablar, aconseja la asesora en formación profesional Ute Bölke: “Amigos, colegas o el jefe”.
  • Desconectarse no significa inmovilizarse. Walter hace hincapié en que es mejor planificar encuentros con otras personas en los que no se hable del trabajo. “También ayuda tener un hobby”, añade.

Bölke asegura que una buena manera de distraerse es hacer ejercicio físico, yoga o caminar. Desarrolle rituales de desconexión: “Pueden ser cosas muy simples, como por ejemplo abrir siempre una ventana durante el descanso. El aire fresco beneficia al cuerpo y a la mente”.

Fuente: www.eluniverso.com

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